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Con estilo misionero

Don Orione y sus primeros hijos en Argentina02

Cuando llegaron por primera vez a Argentina hace más de 90 años, Don Orione y sus hijos tuvieron que dar una respuesta ante la nueva realidad con la que se encontraron. Su modo de vivir el Evangelio debía encarnarse y traducirse en opciones pastorales concretas.

La elección de ir a lugares de fronteras o “a las periferias”, en palabras del papa Francisco, fue una de las opciones de Don Orione y sus primeros misioneros. Vivir y trabajar en lugares difíciles por la geografía o la realidad: barrios pobres, zonas anticlericales, comunidades en zonas rurales, los suburbios de las grandes ciudades, etc.

Muchos de estos lugares tenían una gran impronta misionera: crear comunidades, comenzar de cero, formar a la gente; y al mismo tiempo dar una respuesta caritativa a las necesidades del lugar y de la Iglesia de entonces.

La primera casa de la congregación fue la capilla “NS de la Guardia” en Victoria (1922): una capilla abandonada, sin cura ni pastoral, casi sin comunidad y en medio de un barrio socialista y anticlerical. “Una de las razones por la que prefería a Victoria a otros lugares bajo varios aspectos mejores, fue precisamente porque éste se me describió como un pueblo completamente abandonado” (Testimonio del P. Dutto).

Luego fue la capellanía de un reformatorio estatal en Marcos Paz (1922), donde los primeros misioneros desarrollaron una heroica tarea de acompañamiento y cuidado espiritual de los jóvenes internos, pese a las trabas impuestas por las autoridades del instituto. Un “verdadero infierno” según los testimonios: “…un panorama totalmente descorazonador. Por si fuera poco, del pabellón de los más chiquitos, que en un tiempo rezaban el rosario todas las noches, ayer hubo sólo 12 dispuestos a confesarse. Los otros, dicen los compañeros, han renegado de la fe, rompiendo crucifijos y medallas (no todos, seamos justos) y han vuelto al paganismo” (Testimonio del P. Dutto).

La Sagrada Familia del puerto de Mar del Plata (1924) fue la segunda parroquia de esa ciudad. Comprendía in barrio pobre de inmigrantes italianos de quien nadie se ocupaba. Allí se hizo un gran trabajo de cuidado pastoral, educación y caridad: “En su primer viaje Don Orione llegó a Mar del Plata. Vino especialmente a visitar la colonia de pescadores formada en torno al puerto. Abandonados por todos, hoscos y hostiles a cuanto allí llegaba, los pobres pescadores arrastraban un vivir indigno de su condición humana” (discurso del Dr. Rómulo Garona Carbia).

Un tiempo más tarde, el posescuela y capilla de Nueva Pompeya (1927) comenzó a funcionar en lo que era una zona de anarquistas y que pocos años antes había sido uno de los focos de la Semana Trágica. La comunidad estaba cerca del basural conocido como “La Quema”: “Es un post-escuela y un gran Oratorio Festivo, y ahora, desde 1933, también es una Parroquia con cerca de 30.000 habitantes (…) Es necesario pensar que estamos en un ambiente obrero, donde predomina una moralidad muy poco moral y hay ideas de todo tipo religioso y político. Pero, gracias al Señor, se hace mucho bien y nos quieren mucho” (Carta del P. Dutto).

Durante esos años otras casas orionitas fueron surgiendo con el mismo estilo: lugares pobres, alejados y abandonados.
El estilo pastoral adoptado por Don Orione y sus primeros hijos es un ejemplo de inculturización y celo pastoral. El papa Francisco nos pide hoy exactamente lo mismo: ser “pastores con olor a oveja” capaces de “salir a las periferias”.

Don Orione y sus primeros hijos en Argentina03

Informe: P. Facundo Mela (publicado en Revista Don Orione Nº 60)

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