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La obra del santo que inspiró a Don Orione

La obra del santo que inspiro a Don Orione

 

SAN JOSÉ BENITO COTTOLENGO

Don Orione eligió el nombre "cottolengo" para sus hogares como una expresión de cómo deseaba que se viviera en esas casas de caridad.

 

Por P. Facundo Mela fdp*

Una pregunta recurrente de aquellos que visitan el cottolengo es por qué esta casa para personas con discapacidad se llama así, en lugar de hogar, asilo, hospital u otro término similar. La respuesta es simple: el nombre "cottolengo" fue elegido por el mismo Don Orione.

La elección de los nombres de personas, instituciones o lugares, en general, responde a improntas o acentos que se quieren dar. La elección del nombre cottolengo, por tanto, no fue fruto de un simple homenaje que Don Orione deseaba hacer, sino una expresión del modo en que se debía vivir en esta casa de caridad.

En abril de 1936, el diario católico El Pueblo publicaba una carta de Don Orione donde se daba a conocer qué era el Pequeño Cottolengo Argentino. Al referirse al nombre de esta nueva obra de caridad, escribía: “Trae esta obra su vida y su espíritu de la caridad de Cristo, y su nombre de San José Benito Cottolengo, que fue Apóstol, y Padre de los pobres más infelices”.

José Benito Cottolengo (1786-1842) fue un sacerdote italiano que ante las injusticias de la época llevó a cabo una heroica labor a favor de los más pobres, luego de vivir una profunda conversión. Como el mismo santo narraba, él era un canónigo de Turín que sólo buscaba obtener cargos y honores, hasta que una noche asistió a una mujer moribunda, a quien nadie recibía por ser extranjera y que dejaba con su muerte a varios hijos huérfanos.

Esta experiencia produjo un profundo cambió en su vida y sus ideales, fundando “La Pequeña Casa de la Divina Providencia” para socorrer a los necesitados, los huérfanos, las personas con discapacidad y todos aquellos que eran rechazados.

El Papa Pío XI lo declaró santo en 1934 y su fiesta litúrgica se celebra cada 30 de abril.

Don Orione no conoció personalmente a san José Benito Cottolengo, pero sí su obra e inspirándose en ella llamó “Pequeño Cottolengo” a los hogares que fundó para personas con discapacidad. Esta elección se fue gestando a partir de una de las experiencias que vivió, siendo adolescente, en el Oratorio Salesiano en Valdocco (1885-1888):

"Recuerdo mis años juveniles, cuando estudiaba en Turín, en la casa de Don Bosco. Un día nos llevaron a pasear. Vivía aún Don Bosco; eran los años en los cuales el gran Santo murió.
Nos concedían un paseo semanal, el jueves, a lo largo de la avenida Reina Margarita, que entonces estaba al margen de la ciudad y separaba Turín de la región que se llamaba Valdocco, donde están los monumentos de la caridad: los edificios del Cottolengo, de Don Bosco y de la Marquesa de Barolo.
Íbamos a lo largo de la avenida, cuando encontramos una larga fila de personas (una muchedumbre) que nunca acababa, y parecía interminable. Iban formados de a cuatro y se tomaban de a dos las manos. Iban como en cadena: y algunos desbordaban por aquí, y otros por allá. Eran lisiados, ciegos, rengos, jóvenes y viejos. Quien los guiaba era uno de ellos, un poco... mejor, pero que estaba de pie con dificultad y desbandaba mucho también él (...)
Cada vez que me llevaban a pasear, yo quería, en mi corazón, ver a aquellos pobrecitos. La gente los miraba: los transeúntes se detenían sorprendidos; y luego meneaban la cabeza y seguían y seguían murmurando: ¡son los del Cottolengo... cosa de Cottolengo!...
Yo los miraba, deseaba encontrarlos, los sentía hermanos, los amaba. No conocía su Patria de origen, ni sabia como se llamaban. No tenía importancia para mí... salían de una gran casa: pero el Cottolengo quiso llamarla ‘Pequeña Casa’, porque la Casa de la Divina Providencia es el universo."

Esta experiencia juvenil de Don Orione quedó grabada en su corazón, lanzándolo a abrazar a las personas con discapacidad que entonces la sociedad rechazaba, escondía o abandonaba. En su Italia natal, en nuestros países y en tantos otros lugares, Don Orione y su familia carismática fundó casas para aquellos que la sociedad descarta, ofreciéndoles un hogar y una familia, donde se sientan amados, recibidos y contenidos.

Con los años, el nombre Cottolengo se convirtió en sinónimo de caridad, de amor, de hogar, de familia, de casa de puertas abiertas ante el dolor. Por ello, Cottolengo es más que un nombre, que una persona o ‒incluso‒ que una institución: es un programa de vida, un modo de vivir el Evangelio, que como Familia Orionita nos desafía a ser creativos en el servicio y acompañamiento a nuestros hermanos que viven en el Pequeño Cottolengo.

 

* Director del Pequeño Cottolengo de Itatí
Fotos: Archivo General de la Nación y Archivo Pequeña Obra de la Divina Providencia

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