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Contemplativo en la acción
Además del fuerte reflejo de la presencia
de Dios que emanaba de su persona, Don Orione nos ha dejado no pocas
páginas que testimonian su trabajo de purificación
interior. “Ayer me encontraba en la habitación de un
buen sacerdote en la que leí estas palabras: Sólo
Dios!... Fue entonces cuando descubrí la razón de
las penas presentes: descubrí que en mi trabajo en vez de
tratar de agradar sólo a Dios, hacía años que
estaba mendigando la alabanza de los hombres y a la búsqueda
constante de alguien que me pudiese ver, apreciar, aplaudir, y llegué
a esta conclusión: hay que comenzar una vida nueva ya aquí,
y trabajar buscando sólo a Dios!”
Frente a esos momentos de cansancio y aridez que todos experimentamos
en lo personal y en la vida de las comunidades, es bueno que recordemos
que esas experiencias tampoco faltaron en los días de Don
Orione y cuál fue su actitud en esos tiempos.
La voluntad de Dios que la Providencia nos manifiesta cada día
es el camino más seguro a la contemplación. No necesariamente
nos separamos de Dios cuando dejamos de orar, pero sí cuando
dejamos de hacer su voluntad. Es la obediencia al proyecto de Dios
la que nos hace santos. La experiencia de Dios en el pobre y la
obediencia a la voluntad de Dios, son en Don Orione el camino real
que conduce a ser espíritus contemplativos y activos.
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